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Riesgos Externos y Desafíos Internos: La Banca Chilena ante un Panorama Financiero Turbulento
El Banco Central de Chile advierte sobre riesgos financieros globales y la necesidad de fortalecer la resiliencia del mercado local ante un entorno incierto.
El Banco Central de Chile ha presentado su último Informe de Estabilidad Financiera, donde destacan los desafíos que enfrenta la economía local dentro de un contexto internacional complejo. Los riesgos, principalmente relacionados con el entorno financiero global y las condiciones económicas locales, han motivado a la institución a hacer un llamado a la prudencia y al fortalecimiento de la resiliencia del sistema financiero chileno.
Condiciones globales inciertas
El reporte señala que el escenario externo sigue siendo la principal fuente de riesgos para la estabilidad financiera local. En un ambiente donde las condiciones financieras alrededor del mundo son cada vez más restrictivas, la incertidumbre acerca de la política monetaria en Estados Unidos plantea un desafío adicional. Esta situación ha impactado las tasas del mercado de corto plazo y podría propiciar correcciones abruptas en la valoración de ciertos activos financieros. Además, las tasas de largo plazo siguen en niveles altos, lo que incrementa los riesgos relacionados con el endeudamiento soberano a nivel global.
Asimismo, el desfase entre los ciclos económicos de las diversas economías, con altos niveles de deuda y vulnerabilidades en los mercados de crédito, podrían intensificar las restricciones financieras en economías emergentes, como la chilena. Las tensiones geopolíticas globales, que siguen siendo elevadas, también inciden en la inflación y generan dudas respecto al trama de la política monetaria en los países desarrollados.
Perspectivas internas y ajustes necesarios
En el ámbito interno, la economía chilena ha logrado resolver gran parte de los desequilibrios macroeconómicos acumulados en años anteriores, aunque algunos sectores aún muestran rezagos en su recuperación. La inflación ha descendido de manera notable desde los picos alcanzados en 2022, situándose cerca de la meta establecida del 3%. Además, las cifras indican que el gasto interno se ha ajustado y se ha reducido el déficit de la cuenta corriente.
A pesar de estas mejoras, se observan sectores rezagados en su recuperación, como las pequeñas y medianas empresas, las que accedieron a créditos Fogape-Covid y las ubicadas en los sectores de Comercio, Construcción e Inmobiliario. Este rezago ha traducido en un aumento en los niveles de impago. Sin embargo, la situación financiera de hogares también ha mostrado tendencia a la estabilización, gracias a un crecimiento en los ingresos y a la disminución de la carga financiera derivada de tasas de interés más bajas en los créditos a corto plazo.
La banca se presenta con niveles adecuados de liquidez y capital, lo que le posiciona para enfrentar potenciales tensiones. La actividad crediticia, aunque dinámica, se ajusta a las circunstancias del ciclo económico local. Los bancos han adoptado un manejo preventivo frente al crecimiento del riesgo crediticio, acumulando provisiones relevantes ante posibles adversidades. No obstante, deberán prepararse para los futuros desafíos que trae consigo la convergencia hacia Basilea III.
Finalmente, la situación macrofinanciera externa refuerza la necesidad de continuar con el fortalecimiento de la resiliencia en el mercado financiero chileno. Las incertidumbres sobre el control de la inflación y sus efectos en la política monetaria de Estados Unidos, junto a otros riesgos, sugieren que las condiciones financieras podrían permanecer ajustadas por un tiempo prolongado. En este contexto, el informe subraya que es crucial mejorar la infraestructura del mercado financiero para enfrentar eventuales shocks externos.
